
Tanto los perros como los gatos pueden presentar un aumento de la frecuencia respiratoria de forma anómala por distintos motivos. Es de vital importancia reconocer estos síntomas y saber cómo debemos actuar si esto sucede.
La frecuencia respiratoria es el número de veces que se produce una respiración (compuesta por inspiración o inhalación y espiración o exhalación) en un minuto. Normalmente se encuentra entre 16 y 44 respiraciones por minuto, aproximadamente.
Del mismo modo, existen distintos patrones de respiración, diferenciándose principalmente entre los que cursan con dificultad en la inspiración y en la espiración.
Cabe destacar que, unido a estos signos clínicos, los animales pueden encontrarse apáticos, pueden no querer moverse y pueden no tener apetito. En el caso de los gatos, más concretamente, pueden tener una tendencia a esconderse, de modo que los síntomas en ocasiones no son tan evidentes como en los perros.
Cualquier tipo de dificultad respiratoria se trata de una urgencia, y se debe acudir de inmediato al Hospital Veterinario, de forma rápida si además presenta: cianosis de mucosas, colapso o desvanecimiento, aumento de la frecuencia respiratoria marcada. En el caso de los gatos, si nuestro felino presenta jadeo o respira con la boca abierta, se trata de un signo de alarma.