

Las quemaduras en perros y gatos pueden producirse por múltiples mecanismos, tales como: quemaduras térmicas por el contacto con superficies o líquidos calientes, por asfalto o fuego, productos químicos, eléctricas, por congelación o incluso por exposición prolongada al sol.
Las quemaduras representan una urgencia veterinaria que requiere un manejo rápido y eficaz con el objetivo de minimizar complicaciones y así acelerar el proceso de curación.
La gravedad del caso dependerá en mayor medida de la profundidad de la lesión, el área del cuerpo afectada, el agente causal y el tiempo de exposición al mismo.
En función de la profundidad de las lesiones podremos clasificar las quemaduras en tres grados:
¿Qué podemos hacer en casa antes de acudir al veterinario? Ante una quemadura es importante mantener la calma y actuar rápidamente a la espera de acudir a tu centro veterinario habitual.
En ningún caso debemos aplicar remedios caseros ni pomadas sin indicación veterinaria pues podría empeorar y dificultar el diagnóstico de la lesión. Además, debemos evitar que el paciente pueda lamerse, rascarse o frotarse las quemaduras puesto que aumentaría el riesgo de infección y retrasaría el proceso de curación.
Tras una primera atención del paciente en casa se recomienda siempre acudir a su centro veterinario habitual. Aunque las lesiones aparenten ser superficiales pueden producirse complicaciones o incluso pueden existir lesiones internas (lesión en vías aéreas o lesión en órganos internos) que requieran de una atención profesional inmediata. Actuar con rapidez y responsabilidad puede marcar la diferencia en la recuperación del paciente.